miércoles, 14 de marzo de 2012

COMENTARIO DE TEXTO















La naturaleza de la sociedad de consumo es la gran ciudad. El paisaje de la civilización de masas es el común de las áreas metropolitanas. El sistema ecológico que es propio de las muchedumbres consumidoras está articulado por ese conjunto de signos que son el asfalto, los neones, los supermercados, las autopistas, las vallas publicitarias, los semáforos, la contaminación, el tráfico espeso, el ladrillo y el hormigón, las densidades superiores a los 3.500 habitantes por kilómetro cuadrado, la repetición de gestos y hablas, las enfermedades urbanas, la violencia callejera.
La ciudad es el destino territorial del hombre consumidor, el centro emisor y receptor de todos los mensajes que seducen el comportamiento, el gran espectáculo del sistema industrial, la metáfora privilegiada del bienestar social, el inagotable mercado hacia el que se dirigen todas las mercancías y del que salen proyectados todos los deseos, la fabulosa factoría de las nuevas necesidades y de los flamantes privilegios de la segunda revolución industrial.

Juan Cueto, La sociedad de consumo de masas.

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